Desgarra,
lava
las
venas, espera luces
en
movimiento
Despacio
caen
las
vacías lágrimas
que
olvidan cielos
Contempla
el brillo,
extasiado
de mieles
se
despreocupa
No
llega nunca
a
vislumbrar el núcleo
de
la semilla
Los
movimientos
elegantes
filosos
lo
desconciertan
Se
siente esclavo
de
la belleza glacial
inoportuna
Salta
al abismo
del
hueso solitario
ceniza
muda
Cree
así ser
una
criatura libre
por
algún tiempo
Pertenecer,
sin
saber
porqué, a cuánto
espejo
vacío
es
un pasaje
de
preguntas errantes
de
despedidas
Los
encuentros van
sellando
la roca gris
de
una certeza:
No
hay encuentro
ni
hay retorno, salvo
al
uno - mismo.